miércoles, 8 de diciembre de 2010

Aquí estamos John

Junto con Cortina. En cualquier país donde se respete la libertad de cultos, debe existir un representante de la legión Ciclista-Lennonista, dedicados en la mayor parte del tiempo a la contemplación de las maravillas naturales mientras dan razón del porqué el mundo se está yendo por el caño. Esta postura, por mucho que parezca, no es fácil. Está llena de contrapuntos musicales y de una gama interminable, casi caleidoscópica, de puntos de vista.
Incluye desde la preservación de los ecosistemas, hasta la crítica ácida de todo lo que huela a injusticia. Sus formas de manifestarse también recorren un amplio espectro, ya que las herramientas que usa tienen una naturaleza contradictoria: por un lado, recrean los más altos ideales que desde la niñez se van acumulando y por el otro, pueden crear las vergüenzas más estrambóticas que se puedan imaginar. Cualquier cama respondería a esta descripción.
Su estadía en el mundo depende lo mismo que una bicicleta, del propio impulso. No busca seguidores sino impulsores únicos e individuales, que transiten con la convicción de que es posible encontrar el camino para hacer de éste un mundo mejor. No existe fundador, tan sólo la acumulación de conciencias que vean y denuncien en su fuero interno a la dominación.
Si veinte años no son nada, treinta tampoco: "All we are saying, let's give peace a chance".

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