¿Cuáles y cuántas máscaras usaremos hoy? Foto: BAER |
Lo dijo Octavio Paz en el «Laberinto de la soledad», en el capítulo de «Máscaras mexicanas», salimos a la calle portando la protección en la que confiamos para ocultar lo que somos y nuestras pretensiones lo que no implica que sea la única; llevamos repuestos en nuestras mochilas los cuales nos permiten comportarnos de diferente manera sin culpa alguna, lo cual no logramos del todo porque todo el tiempo nos manejamos a la defensiva para no ser descubiertos en lo que sea que pensemos que debamos ocultar. Aclaremos que no se trata de un acto de hipocresía nada más, entre lo que llamamos buenas maneras y etiqueta que aprendemos con el tiempo, configuramos varios códigos que rigen nuestros comportamientos según el lugar donde estemos.
La fantasía adolescente de que somos siempre los mismos en todo lugar se viene abajo por un detalle, nuestra educación en la vergüenza; nos aterra hacer el ridículo, por lo que todo el tiempo nos tomamos un periodo para evaluar el ambiente en el que pretendemos insertarnos, está también el hecho de que caso nacemos cargando con culpas que no sabemos de dónde salieron, hasta que ya es tarde para quitárnoslas de encima. Así, soportamos pecados originales, pérdidas que nos hacen además víctimas, complejos que nos impiden avanzar, en fin, historias que al contarnos, suponemos que nos eximen de la responsabilidad de tomar el control de nuestras vidas, por lo cual usamos las máscaras que vamos fabricando cual si estuviéramos actuando en una puesta de Eurípides.
Para algunos vivir semeja más a una obra de Aristófanes pues la ludicidad y el hedonismo son más llamativos que ir por este mundo sufriendo sin más motivo que ser el que más sufre dentro de la escala «Gutierritos» del dolor interno. Por supuesto que los estándares no nos obligan, son simples guías para que decidamos cuáles y en qué magnitud mostramos nuestros comportamientos; lo triste o divertido que pueda ser nuestra estancia en este mundo depende de lo que intentemos producir para los demás y para nuestro beneficio, puesto que cada resultado nos provocará la satisfacción o la frustración proporcional a la seguridad que veamos en los rostros que tengamos al frente, eso incluye el deseo de continuar haciéndolo, poniendo nuestra mejor máscara. Salud.
Beto