No son horas caray; como que está entrando por el noreste la necesidad de cambiar de horario. Las cobijas pesan cada mañana más. Digan lo que digan, biene mejor para la achacosa humanidad de éste que les dirige líneas de dolor, el horario de invierno. Bien a bien, no sé si en realidad haya una hora más de sueño en esos días, pero los cinco minutitos extra se extienden generosamente por lo menos a cincuenta.
La desventaja de vivir solo es que no puedes culpar a alguien más de que no te despertó, por lo que debes levantarte al ritmo de los reclamos de tu conciencia; ¿dónde están los "levántate que vas a llegar tarde a la escuela"? ¿o los "apúrate que se te enfría el desayuno"? Ahora debo apurarme, corretearme y prepararme el desayuno si quiero cumplir con mis compromisos. Esto de culparme por todo empieza a carcomer mi ánimo.
Volviendo al horario de invierno, pareciera que el muy alebrestado está retrasando a propósito su llegada. Quizá responde a las leyes físicas que dicen que los cuerpos se dilatan con el calor y, ya que estos días no se definen por temperaturas bajas o altas, intuyo que se va por la fácil y él sí le echa la culpa al calentamiento global.
En fin, posiblemente seguirán soportando mis quejas sobre otras cosas que tengan que ver con la vida diaria, principalmente con lo que atente contra mi derecho a mis cinco minutos más.
Mejor otras 3 horas más... Bueno, yo hablo por mi jajajajajajaja. ¿Quién me manda a decidir entregar dos trabajos el mismo día? No lo vuelvo a haceeeer!!!
ResponderEliminar