lunes, 22 de noviembre de 2010

Al César lo del César y a Dios, que te vaya bien.

La voz se le quebró un poco después de escuchar mi perorata sobre el porqué no iría más a misa, a ello le siguieron toda una cátedra sobre el temor de Dios, lo perverso de ser protestante, la falsedad de todas las sectas y lo conveniente de hacerse al cobijo de María Madre del señor. Bendiciones más o menos, se fue calmando; yo creo que o que más la detiene de darme un zape, es ser la prima de mi madre y haberme cuidado desde que era yo un tierno inconciente social.
Las siguentes discusiones se acabaron irremediablemente con un rotundo "sí, sí, ya sé que no te gusta", lo que ilustra que en mi familia, discutir sobre religión es poco menos que imposible. Las cosas de Dios no se discuten, son como son. Las brechas generacionales se van fincando de esta forma y la moneda corriente es la testarudez. Pero se requieren dos para bailar tango; quizá sea cuestión de edad y, por ello, vamos casándonos con ideas que creemos la verdad. Pero nunca dos verdades pueden ocupar el mismo espacio. Máxime cuando te topas con un toro de tu misma alzada. Pensar en aperturas también requiere de tiempo, no es fácil dar nuestro brazo a torcer en ninguna circunstancia. Eso sí, cuando nos damos cuenta de que es productivo tener una mente abierta, las cosas se componen como por arte de magia. Es bueno intentarlo antes de tratar de imponer nuestro punto de vista y escuchar "tú porque poco has visto".

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Espejismos económicos

Una escena así, ahora es impensable. Foto: BAER Irapuato, Gto.- 1. M al de muchos. Hace días, en uno en uno de esos canales de You Tube que ...