lunes, 1 de noviembre de 2010

Descansar como esclavo

Sólo el cantar de los grillos se escuchan en estos momentos; puede que sea premonitorio de una semana rebosante de indolencia, como lo han sido todas las anteriores. Parecía que nuestra especialización ingenieril se había erradicado pero no, sigue vigente como en los mejores años de manejos priistas. No ha importado el color del partido, se aprovechan de la misma manera los pretextos para decretar asuetos.
Y vamos por los que siguen. En efecto, yo estoy de lo más tranquilo disfrutando de la posibilidad de explotar inclusive, el cambio de horario para dar rienda suelta a todo mi ímpetu flojeril. Aunque ya no parezca coherente por la hora en que me desperté; las costumbres son canijas. No sé cuánto me tomará ahora dejar de abrir los ojos a las cuatro de la mañana. Quizá vaya al panteón, aunque al único que le extrañaría verme por esos lugares, sería a mi abuelo, como nunca voy...
También debo cubrir mis deudas económicas, lo que me duele mucho ya que la "cobija" no me alcanza para todo. ¡Quién fuera estúpidamente rico!
Ahora que recuerdo, debo cortarme el cabello, comprar "el mandado", terminar de revisar mis exámenes, uf. Creo que mi plan original se irá por el caño. Bien, entonces no quedará de otra que alinearme por la derecha y ponerme a trabajar. Cosas de la esclavitud.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Espejismos económicos

Una escena así, ahora es impensable. Foto: BAER Irapuato, Gto.- 1. M al de muchos. Hace días, en uno en uno de esos canales de You Tube que ...