Los muertos y fantasmas se impusieron el día de hoy, tanto que me esperé hasta esta hora para publicar. En los medios, en los cafés, en el autobús, todos estaban casualmente platicando sobre si a alguno se le había aparecido la comadre a la que le debía una fuerte cantidad de dinero; otro, que si había visto al espectro de Pedro Infante; otro más, que si sintió que se le subía el muerto... Cada uno agregaba o quitaba, según el interés de su interlocutor.
Algunos de ellos asombrados; los de más allá, incrédulos; esos por el contrario, queriendo dejarse llevar por los relatos. Lo cierto es que la parte desconocida de la muerte nos atrae. Hace que nuestra imaginación vuele de tal manera, que provoca en nosotros un placer contrapuesto a lo cotidiano. Queremos saber qué hay en el más allá, pero no queremos enterarnos por nosotros mismos, ¡naranjas! Que alguien nos cuente.
Al mismo tiempo sabemos que todo lo que oigamos, será mentira pero, abiertos a lo impensable como solemos despertarnos cada mañana, pondremos todo de nuestra parte para creer y construir lo que podría ser nuestro paraíso personal. Por lo pronto el mío, está ubicado estratégicamente en una playa con una cancha de voleibol, en la arena más tersa que puedan imaginar, mientras nos sirven algunas bebidas espirituosas a ambos equipos integrados por féminas en bikini (of course) y lo mejor de todo, el premio al ganador... Bueno, ése se los dejo a su imaginación.
Jajajajajajaja... Yo prefiero ver para creer... Bueno mejor me retracto, no sea que si veo a Pedro infante, a mi abuelito, o algún otro fantama me de el patatus! Paso gracias! Jajajajajaja
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