Como si participara en una estampida de búfalos, salgo hacia el Centro Fox con comitiva familiar. Esta costumbre de mantener los contactos filiales suelen ser un remanso donde descargar las frustraciones laborales; no necesariamente se habla de lo sucedido en el trabajo, pero con lo que se va comentando, escuchando e inclusive, paladeando, se reestablecen las fuerzas para así enfrentar el lunes.
Las condiciones para este tour parecen favorables, hasta la bomba del agua jaló bien sin necesidad de que la purgara. Probé un nuevo aditivo para la circulación intestinal, bueno, nuevo para mi organismo, he estado reconciliándome con mi práctica educativa y voy dispuesto a no ser demasiado crítico en los comentarios que ya voy cocinando sobre mi destino dominical.
Es posible que tenga un round ternuroso con mi sobrina, una vez que ya también pasé a ser de su propiedad. Posiblemente me esclavice a uno de los juegos que se le ocurren y que tienen como marca distintiva, el hacerme correr detrás de ella para que la alcance sin compasión a todos mis años. Creo que las canas no le son un claro referente de que debe tratarme con cuidado.
Pues bien, puestos y dispuestos a pasar un día quizá cómico-mágico-gastro-intelectual, prepararé todo mi arsenal para que nada interfiera con la diversión. Sólo espero llegar en una pieza para contar en breve, qué tan heróica fue la travesía. Salud.
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