Acabo de enterarme que se conmemoran 137 años del nacimiento de Harry Houdini, un hombre de un escepticismo bárbaro, escapista, mago, buscador de lo que él llamaba la verdad. Creador de varias herramientas y aparatos que convertían sus actos en hazañas. Más allá del entretenimiento, al parecer daba toda una cátedra sobre el libre pensamiento en cada presentación.
Creo, desde mi humilde entender, que la magia sólo fue el pretexto para sentar las bases de una inconformidad malentendida en su tiempo; su preocupación principal giraba en torno al combate de la inmobilidad y la ignorancia. En resumen, un activista disfrazado de hechicero.
Suertudo de él que todavía gozaba de cierto respeto como para proponerse semejante tarea (razones más o menos personales), porque lo que es hoy, su gremio no aspira más que a sobrevivir. Como lo hacemos varios en este traqueteado mundo. Aunque me lo imagino en este tiempo usando los medios a su alcance para haerle la competencia directa a David Coperfield o poniendo en su lugar a Chris Angel o siendo el invitado principal del Mago del Misterio.
Todo para dejar en claro que la magia no es otra cosa que una serie de trucos delimitados por la habilidad de cada exponente; y ya entrado en gastos, podría pasarse a desenmascarar cierto programitas de televisón como el nefasto Laura, la lucha libre (nacional y extranjera) o los noticieros alarmistas. Después de eso, no quedaría más que decir salud.
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