Ustedes disculparán que me exprese en primera persona, pero como alguien dijo hace como veinticinco años, "soy al único que conozco como para hablar de él sin que se ofenda", pues aquí estoy derrochando somnolencia, tratando de cumplir la promesa que me hice de reutilizar los espacios que fui creando -irresponsablemente- para el solaz y el mantenimiento de la cordura.
Los fines de semana no suelen ser mis mejores momentos para tratar de entender el mundo, sin embargo, la vida sigue y si quiero destacarme como un dedicado a la pluma, tendré que irme haciendo a la idea de que no habrá ya días de descanso; la semana inglesa quedó atrás y los sábados y domingos estaré dándole duro al teclado y torturando algunas consciencias.
Creo que empezaré por la mía; tuve que pelearme con mi costumbre de levantarme después de las siete para medio entender que aún no estamos en el horario de invierno (lo extraño), quizá soy de esos necios que no se han acostumbrado del todo a estar recorre y recorre las manecillas por darle gusto a un sistema que sólo nos hace refunfuñar cada seis meses.
Una incipiente lumbagia, me recordó que ya no estoy como para hibernar y debí hacerle caso, pues corría el riesgo de quedarme tullido toda la mañana, así entonces, puse todo mi empeño -que a estas horas no es como para presumir- y entrego esta inserción para que se den cuenta de que seguiré procurando ser cumplidor. Quejas más o menos. Buen sábado y salud.
Beto.
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