Un café de altura

Café y buena charla... sí existe el lugar. Foto: BAER

Irapuato, Gto.- Sin importar quién esté detrás de la barra, el comensal será recibido con una sonrisa y la familiaridad de quien conoce, de alguna manera, la naturaleza de los bebedores de café; el pequeño recinto cuenta con un espacio dispuesto para la cercanía, propicio para la instrucción y el intercambio de opiniones sobre aromas y sabores, no muy retiradas, las mesas confirman la posibilidad de crear un ambiente familiar, impregnado de camaradería incluso en los primeros encuentros. Cada taza es una invitación a usar todos los sentidos, algo que proporciona un trampolín a la instrucción total y al disfrute pleno dado que la imaginación se despierta a la par del funcionamiento de las papilas gustativas; es, por otro lado, el abrirse a la oportunidad de experimentar con sabores aún fuera de lo cotidiano.

Karina y Abraham, precursores de la iniciativa por poner un café en el que la cercanía es primordial, tienen en su barista un aliado que concuerda y ejerce la misma idea de atención e información con la que parecen estar convirtiendo al gran público en expertos bebedores de tan versátil infusión. En sus manos, el café es un lienzo en donde cada ingrediente adicional aporta un color que sólo puede ser detectado con paciencia y un paladar receptivo a un nuevo esquema de sabores. Por supuesto, las combinaciones tradicionales están en el menú; el mayor atractivo es observar cómo se mueven en tan pequeño espacio para transformar unos granos, agua, algunas cremas y otros tantos ingredientes en tazas que invitan a tratar de diferenciar lo ya conocido en una nueva experiencia.

Alguien muy versada en la creación culinaria aclaró que el espacio también es importante para maniobrar con soltura a la hora de preparar alimentos (La Ranita Cuántica T3 Ep 2 18 feb ‘23), lo que implica que debería ser lo más amplio posible, sin embargo, para el caso de Jabhless, esa limitante permite (o exige) la convivencia entre todos los involucrados en el proceso, sin interferir en la intimidad individual; otro elemento a considerar para ello, es la variedad en las edades de los comensales, pues han tenido el tino de dar un trato que provoca que todo el mundo se olvide de su propia generación, por supuesto nadie se va a comportar de una manera única sino que privará el respeto entre todos por ser partícipes del mismo ambiente creativo.

Es posible sólo llegar por un café, pero seguramente se saldrá con una experiencia única en cada ocasión que se les visite, aunque hay cierta cautela que debe tomarse, el visitarlos puede volverse adictivo debido al buen trato y al conocimiento que expresan al momento de explicar con qué piensan sorprender a las papilas gustativas. Caras amables y manos diestras al servicio de la curiosidad... ¡Ah! Y si además quieren saber de música, seguramente encontrarán un gran contrapeso con el que su melomanía tendrá un remanso de entendimiento en cuanto a géneros, grupos, movimientos y experiencias con el que quizá, se logre una reestructuración del gusto. Esta ciudad debe sentirse orgullosa y complacida por contar con un lugar así. Salud.

Beto