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Eratzicutzio deberá ser una marca registrada. Foto: BAER |
Insisto en que este país y más esta localidad, necesita que se den a conocer sus escritores, su difusión coadyuvaría a dar un valor agregado a los servicios que ofrecemos, empezando por la comida -salió mi tragón interior-, los lugares de esparcimiento, salas de proyección, en fin, todo lo que complemente nuestro desarrollo afectivo y como lo anoté en ocasiones anteriores, la vida en Fresópolis merece más atención que sólo ser la “Capital Mundial de las Fresas”, así que vale la pena averiguar qué nos gusta de vivir aquí. Como dirían en mi casa, el que propone dispone, así que me propongo hacer algunos recorridos por lugares que muchos conocerán pero que les falta difusión interna par convertirse en nuestro particular patrimonio intangible, teniendo así más material para escribir.
Por otra parte, la lectura de diversos documentos es sumamente importante, caso tanto como platicar con diferentes tipos de personas; leer no es otra cosa que un diálogo con un texto que puede involucrar a más de dos personajes, independientemente de que se trate de una novela o de un ensayo sobre el efecto invernadero por el uso de pesticidas en el agro mexicano. La lectura como el ejercicio de escribir con bolígrafo, hace que nuestras conexiones sinápticas se agilicen, creando campos de conocimiento en diferentes niveles lo que nos lleva a detonar algo que pareciera patrimonio de la niñez pero que únicamente necesita un pretexto para renovarse que es la curiosidad. Podríamos compartir, por ejemplo, el cuestionarnos la repentina explosión de cafés, ¿acaso el gusto está surgiendo por ser más conocedores?
El deseo de reseñar sobre esos lugares pero más por la gente que los visita, nos daría una pista de hacia dónde dirigir la intención, es decir, que lo que indagáramos no se quedara en una anécdota o peor, en una simple nota de sociales. Hablaría del ambiente y las sensaciones que producen porque la parte del paladar educado es de la total ingerencia de la licenciada Rodríguez; hay que pagar un precio por tener el olfato atrofiado, una historia que contaré posteriormente. Pues bien, vayámonos preparando para ver con estos ojos que no se han de comer los gusanos que para eso existe la cremación, la razón por la que debemos invertir tiempo en tratar de posicionar nuestros lugares en el gusto del Estado y, ¿por qué no? en la República entera; ¡a aprender a ser anfitriones! Salud.
Beto
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