Con todo y que los ánimos pudieran caldearse, asistir a un partido de fútbol te hace revivir los sueños de fama y fortuna que tuviste de niño; meter golazos, hacer gambetas, disparar cañonazos... Palabras insertas en frases acuñadas por monstruos de la narración como Antonio Andere, Sony Alarcón, El "Mago" Septién en beisbol; Angel Fernández y Fernando Marcos en el balón pie. Si bien no eran joyas de la literatura nacional, sí te hacían amena la transmisión, un cometido que en los actuales días está plagado de una competitividad mal atendida.
En aras de escucharse intelectual, chistoso o enterado, los cronistas deportivos de hoy, repiten hasta la saciedad expresiones huecas -no puedo decir que sin sentido, pero sí con una única intención- que invariablemente retratan de manera uniforme cualquier jugada. El ejmplo clásico es Enrique Bermudez, copia exagerada de citado Angel Fernández (en el uso de frases grandilocuentes) y de Eduardo Andrade (en la voz impostada); escucharlo narrar un partido, es haber escuchado todos. Zambombazos, nidos de arañas, águilas atrevidas, enmarcan sólo la incapacidad de cubrir la exigencia absurda de llenar un espacio auditivo, mal-proyectado en un medio mayormente visual. Por supuesto que su competencia en los Martinoli, García y compañía no se salvan de la quema.
Y qué decir de la reiteración de acciones que, por el simple hecho de estar frente a una pantalla, es lógico pensar que estás viendo lo qué sucede, entonces, ¿para qué me lo dicen?
¿Entenderán algún día que no están trabajando para ciegos con discapacidad mental? Sueños guajiros de un villamelón disfrazado de aficionado.
jajajajajaja nunca lo habia visto desde esa perspectiva y pues por una parte si tienes razon, pero por la otra, yo creo que lo narran para meterle como que mas emocion y no se te haga tan aburrido, porque si cuenta mucho el narrador mmmmmmmmmmmm............
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