domingo, 24 de octubre de 2010

Con sigilo y otra cosita

Coincido con quienes piensan que trabajar en domingo es pecado, aunque algunas veces resulta un pecado muy sabroso. A estas alturas del partido, cuando las vergüenzas se transforman en oporutnidades, me resultó fácil aprovechar las festividades de los 35 años de la escuela donde trabajo, para ponerme a trabajar en todos los asuntos que tengo pendientes. No es porque sea muy responsable, sino que es una forma de quejarme de todo lo que me pasa y gorrear un poco de red. Ja, lo he comentado tantas veces, que ya parece que es una rutina muy ensayada.
Inclusive he hecho de mis sagrados aposentos, una suerte de chiste, ya que no puedo reclamarle al autor intelectual de tal barrabazada, pues me dedico a ponerlo en evdencia con sus extraños trazos arquitectónicos. Si las cosas mal hechas abundan y el departamento que ocupo, resume todas ellas.
Eso sí, hago caber cuanta cháchara cae en mis manos; es cierto también que la ternurita y la nostalgia me embargan aunque resulten malas cosejeras para el aprovechamiento espacial. Mi cubil parece zona de guera con tantas trincheras de papel que pululan por doquier.
Sólo hay que ver las de Caín que paso cuando necesito encontrar algo, pero prometo solemnemente poner orden... algún día. Creo que me adelanté a las festividades de fin de año.

1 comentario:

  1. Jajajajajaja, un desorden que muy seguramente tiene un orden!! Jajajaja, ups!!

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