Con todo el revuelo noticioso que ha vuelto a causar en los medios, el ilustre López Obrador amenaza nuevamente con meterse en nuestros hogares a toda hora del día. Armarnos de paciencia en tierra de mestizos. Las contradiciones están a flor de piel; pareciera que está por volver a postularse candidato a la presidencia de la república aumentando así, la animadversión de un sector de país y la admiración de quienes ven la oportunidad de vivir del presupuesto, aunque no trabajen en el gobierno.
Aquí es donde aparece la primera controversia. ¿No es cierto que él mismo ya se propuso como presidente legítimo de esta nación? Y según tengo entendido, uno de los pilares de la Revolución es lo promulgado por Madero "sufragio efectivo no reelección", entonces él estaría en una situación anticonstitucional pues no puede ostentar el cargo dos veces. Lo anterior se me ocurre pues Andrés Manuel ha defendido su proyecto a capa y espada.
Una de dos: o en realidad nunca creyó en su supuesto mandato y acepta tácitamente que fue pura pachanga, por lo que ahora piensa en volver a contender o, desde su febril fuero interno, reitera su desprecio por las instituciones pensando que todos somos imbéciles y creeremos en que respetará las que él proponga.
Ah, es cierto, olvidaba que es Andrés Manuel.
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