martes, 5 de octubre de 2010

Gordos no, pachoncitos

Coordinar un trabajo, por muy virtual que sea, no es "enchílame la otra gorda"; Los tiempos son los mismos que si se hiciera de la manera tradicional. Un retraso significa que no te paguen en tiempo lo cual se transformaría en que también retrasarías los abonos que tú debes hacer. La cadena de deudas extemporáneas se alarga hasta el infinito y más allá; sólo basta que alguien decida que no puede pagar algo, para que toda la maquinaria económica del país se colapse.
Claro está que la situación provoca que todos durmamos como bebés: despertando cada tres horas chillando. ¿Qué se hace? Buscar alternativas de empleo o alguna otra tarea que complemente el gasto diario, lo que nos lleva a otro ritmo de trabajo y a otros modos de hacer las cosas; sudar es lo de hoy. Lo bueno es que ya tenemos el cuero bastante curtido en esos menesteres y cualquier horizonte nos viene guango. ¿O será la dieta forzada que hace que nos quede más holgada la ropa?
No hay más que voltear a otros tiempos y comparar lo que gozamos nosotros con lo que padecían entonces; lo que a mí corresponde, no me gustaría en absoluto andar de mata en mata, persiguiendo legendarios mamuts para llevarme algo a la boca. ¡Yo creo que por eso nos propusimos ser muchos!, pues así no tendríamos que comer en demasía o tener que correr el riesgo de lo que se cazara se echara a perder. Eso es, no es que no haya manera de solucionar las cosas, es que con el ritmo poblacional y la falta de oportunidades de crecimiento, se nos conmina a mantener la línea. Eso de que somos un país de obesos nos ha pegado hondo.

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