sábado, 1 de enero de 2011

Curas maravillosas de fin de año

A pesar de algunas incomodidades gastrointestinales, el amanecer fue de lo más tranquilo; se respira paz y beatitud por doquier. Quedaron atrás los festejos, las luces, el escándalo por la llegada de este 2011 que promete. Ahora hay que ver si cumple.. En retrospectiva, puedo decir que estuvo bien invertido el año anterior, al menos el tiempo. Repetir todas las experiencias... quizá.
Anoche, después de un round de juegos con mi sobrina la más pequeña, quedé en calidad de fardo, ni siquiera pude sortear las doce de la noche sin haber bostezado al menos cinco veces. Y es que hay que ver las que se gasta Fernanda cuando se trata de jugar, repite todo desde el principio y tantas veces como la paciencia de los demás aguante.
Mi padre tuvo que fungir como el lobo de todas las corretizas que la mini humana me puso; al menos él no recorrió toda la distancia entre su cuarto y el cuarto de servicio las veces que la recorrí yo, previas escalas en la cocina.
Lo que me robó la noche, fue que en mi mano derecha descubrió una ligera cortada que tengo entres los dedos índice y medio, allí en la comisura anterior. Muy solícita y se nota que experta en el asunto, se prestó a "curarme" la herida; es increíble cómo las mujeres traen cierta información desde pequeñas. Llena de preocupación por mi estado físico y blandiendo la interrogante de que si me dolía, puso dedito a la obra esgrimiendo estas palabras: "te pongo salivita", lo cual hizo al menos unas cinco veces.
La magia se desplegó sin amarres, inmediatamente la herida curó y casi no quedó rastro de ella. Tiene ahora su consultorio en horari de nueve a dos y de cuatro a ocho, por ai gustan un tratamiento rápido. Salud.

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