A la refriega otra vez

El primer día siempre es bueno, no hay que escuchar pretextos ni razonamientos inciheretes. Hay un nuevo comienzo, se vuelven a medir las capacidades o a comparar los potenciales. La desmemoria hace su trabajo. Dirían los clásicos: "borrón y cuenta nueva", esto debe leerse con todo el optimismo del cual seamos capaces cada quien.

Ya tuve una probadita de lo que sería este semestre el sábado pasado, con las diferencias obvias claro, pero hay una constante, todos empiezan a calar hasta dónde pueden llegar. El estira y afloja en su máximo esplendor de dará en tiempo de exámenes, como es sabido. Mientras a disfrutar del remanso que implica el comenzar de nuevo.

Se respira paz y beatitud por doquier. Ni las grarzas que invadieron el boulevard se manifiestan aún, el aire se ha renovado con las horas nocturnas, el silencio lo cobija todo. Sabines podría decir mejores cosas que yo con respecto de este amanecer previo a las faenas cotidianas. Mi aspecto está acorde (eso espero) a la importancia del día. A trabajar se ha dicho.

Aunque de repente he sentido en imprevisto ataque de la nostalgia vacacional, no más levantadas tarde por lo menos en los siguientes dos meses, ¡ah semana Santa, qué lejos te ves! Basta, debo apurarme y arrastrar mi humilde humanidad hasta los confines del conocimiento, aunque en algunas ocasiones resulte en una prédica en el desierto. Así es la cosa. Primer pensamiento positivo del día: salud.