jueves, 10 de febrero de 2011

Dependencias del ego

No tengo más que echarle la culpa a la red de no haber publicado sino hasta ahora; desde hace unos días, esto ha sido el mejor pretexto para dejar de realizar algunos trámites, pues como hacerlo con los métodos de antaño resulta anacrónico y pasado de moda, no queremos que nos trate de lo mismo. Desde que se inventaron los pretextos...
Lo mejor del asunto es cuando tenemos que dar respuesta inmediata o una silución factible a la traba técnica; nos volvemos expertos en buscar las fallas, diagnosticamos según las mútiples escaramuzas que hayamos tenido en la materia, reconocemos que algunos trabajos nos han costado más que otros pero para encontrar las soluciones, que se lo encarguen a otro.
En cierta ocasión, trabajando en la refinería de Salamanca, el cabo me ordenó que buscara un 4 x 4; rápido e intrépido como soy en esos menesteres, recorrí casi tres kilómetros cuadrados para encontrarlo. Varios de los compañeros obreros me vieron pasar de un lado a otro extrañados por lo frenética que se iba tornando mi búsqueda al paso del tiempo y el dichoso 4 x 4 no aparecía por ningún lado.
El cabo debe haberse pitorreado de mí, lo mismo que ustedes si saben de qué se trata, el caso es que tuve que tragarme mi orgullo y preguntar a otro de los que por casualidad iba pasando, después de una vista rápida, me dijo "pos no ve que ahí hay uno", sagaz como me he distinguido, dirigí mi vista hacia donde apuntaba el diligente dedo y sólo vi tablas. La verdad no recuerdo qué demonios estaba tratando de encontrar, pero en ese mismo instante me di cuenta de que un cuatro por cuatro es precisamente una tabla.
Desde entonces no tengo empacho en preguntar cuando mi ignorancia trasciende las fronteras de la presunción. Para ésas y otras ocasiones, salud. 

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