El horario no puede ser más adecuado para recordar las veces que nos hemos quedado con los ojos cuajados de sueño, pero sin poder dormir. Algo así me pasa en estos instantes. Algunas veces los pendientes, otras las deudas y esporádicamente, los amores ausentes, pretextos no faltan. La almohada puede ser buena consejera para resolver eso que nos mantiene en vigilia.
Aquí es donde la televisión debería ser la cura; entretenernos hasta que el cuerpo dijera "ya basta, a dormir", pero no es así, hay tanto por desechar en la programación televisiva, no importa que sea abierta o de paga, que hasta da flojera repasar los canales.
Es obvio que no nos van a dar gusto de manera individual, sin embargo, no creo que sea demasiado pedir que trataran los dueños de las cadenas, porporcionar espacios inteligentes a nosotros los desvelados consuetudinarios y no sólo transmitir panfletos electrónicos de consumo pueril dignos del basurero.
El caso es que aún no puedo conciliar el sueño y los minutos se encajan en mi epalda al tratar de pegar los párpados. Paso al selector 26 y me parece que ese progrma ya lo vi. Discovery tiene algo bueno, pero la guerra no es tema que me agrade mucho. En Animal planet estan los saltadores más extremos, para vergüenza de los humanos, la pulga nos da tres y las malas. Más adelante están repitiendo por enésima ocasión una película de ficheras; hay que ver lo nostálgico de mis deseos púberes por la figura que tenía Sasha Montenegro.
Parece que la frustración se apoderará de mí, las imágenes pasan hasta que, de pronto canal dieciocho, un par de senos se atraviesa en mi pantalla. ¡Ah caray! Y pensar que a mí me regañaban por andar en calzones por la casa. Esto que veo supera todas mis intenciones didácticas palsmadas en mi tesis. Ahora creo que menos dormiré. Chin.
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