No sé si en todas partes, pero aquí, estamos acostumbrados a dar todas las referencias posibles cuando nos preguntan por una dirección. Debe ser cuestión de educación o simpolemente que nos gusta el chisme, pero la aplicación es de utilidad. Pocas cosas lo son por estos lares olvidados de la Liga de la Decencia.
Fiel al estilo local, el día de hoy, solícito di la ruta más corta a las oficinas del IFE a un paisano extraviado a las seis y media de la mañana. Me conduje con la mayor complacencia haciendo uso de todas mis facultades turístico-viales para que llegara a su destino, lo cual me hizo recordar que en alguna ocasión fui objeto de varios cuestionamientos sobre direcciones que, conocidas comunmente o no, sumaron la extraordinaria cantidad de nueve en menos de siete cuadras.
Tanto en la de hoy como en las de aquella vez, no tengo la certeza de que mis indicaciones hayan sido oportunas al cien por ciento, pero mi conciencia está tranquila por haber dado lo mejor de mi repertorio mapístico. Creo que es algo que podríamos explotar como atractivo turístico. Podríamos poner un letrero en las entradas de la ciudad que dijera: "Irapuato, un pueblo que sabe adónde se dirige usted".
Ya después pensé en que era muy temprano para que el matrimonio que me pidió la información fuera a hacer fila por una credencial, que más parece una placa de reclusión, sólo le falta que le pongan el número de serie justo abajo de la fotografía o que nos hagan sostenerlo con ambas manos al momento de tomarla. Un poco de irreverencia para no perder la costumbre. Salud.
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