Tanto tiempo perdido tendrá que verse compensado con mi retorno a las canchas, eso sí, en lo posible por causas de cierta ausencia de condición física. Desde mañana veré cuántas y cuáles van a ser mis limitantes, pero de que regreso, regreso.
La visita al médico fue del todo fructífera; después de comer, las consultas se fueron sucediendo hasta llegar a este servidor. No podría decir que estaba nervioso pero sí tenía cierto temor de que se confirmara el diagnóstico de hace ocho años; todo lo contrario, al parecer sí podré jugar nuevamente voleibol o basketbol, insisto, en lo posible según las facultades que haya mantenido o que pueda recuperar.
No empiezo desde hoy porque ya tenía planes, pero mañana será un día magnífico, lo sé. Lo único que siento es que difícilmente tendré compañía, así que haré gala de todos mis encantos y trataré de convencer a alguien de que me supervise en este trance quinestésico-terapéutico. Y tengo prospectos para ello.
Así, se abren las posibilidades de no convertirme en un viejito cascarrabias, por lo que el trabajo mental que venía trazando para lograrlo, tendrá el apoyo del ejercicio. Adiós achaques, adiós malestares estomacales, adiós a la chochés, venga la juventud acumulada... o lo que más se le parezca; todo con abuso, nada con medida. Salud.
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