Su majestad el chisme.

El chisme es así, cuando a alguien se le mete la idea de que es interesante entrometerse en la vida de los demás, no hay poder humano que se le interponga. No valen amonestaciones, amenazas o castigos, lo importante es la satisfacción de saberse enterado de lo que ni siquiera se conoce. Y ¡ay de aquel que intente hacer lo mismo con el chismoso!

Los temas pueden ser muy variados, pero lo que más les satisface en realidad, es ver si con lo que pueden aportar al chisme, el afectado o la afectada resiste todo tipo de embates. No resulta difícil identificarlos: tienen una nariz que podría alcanzar su propia barbilla, presumen una joroba hecha en base a caminar como si escondieran algo todo el tiempo, el cuello es casi nulo y lo peor de todo, sus ojos siempre tienden a mirar hacia todos lados.

Si creyera en lo de las otras vidas, pensaría que son seres que tienen que pagar el haber estado perdiendo el tiempo en tratar de vivir la vida de otros y, sin darse cuenta, deben repetir los mismmos errores en cada vida que desperdician. Pululan casi en el mimso número que los tarugos, son sus fieles seguidores pues no saben éstos distinguir entre lo que está bien o mal.

Como todos tenemos algunos chismosos en nuestro entorno, a los que se han estado ocupando de mi vida a mis espaldas les puedo prometer que siempre tendrán material para sus inventos, pues no me da la gana estar escondiéndome. También, si quieren reivindicarse, puedo presentales algunos amigos para que se vayan fabricando una vida propia. Ustedes deciden. Salud.