martes, 24 de mayo de 2011

Trincheras de estrógenos.

Los géneros son rotos por cada gustito que hacen pensar en el fin del mundo a cada rato; la variedad puede no llevarnos por caminos coherentes con lo que esperamos de nuestra existencia. Esto se aprende muy bien cuando acompañamos a nuestras mujeres de compras, los lugares a los que asistimos con ellas y lo que podemos hacer allí.
Compulsiones aparte, no es lo mismo salir de compras con una amiga que con tu novia, a una tienda de electrodomésticos que a una tienda de ropa; las preguntas que pueden formular son diferentemente peligrosas. Entendiendo esto, desde la perspectiva de que el compromiso adquirido es directamente proporcional al tiempo de duracón de la relación e inversamente proporcional al tiempo que deseen dedicar a la compra en sí.
El cosquilleo dorsal que se siente en cuanto se pronuncian las palabras "¿cómo se me ve?" va adquiriendo matices, dependiendo de la prenda a tratar; unos zapatos pueden representar menos riesgo puesto que las mujeres saben que de eso nada sabemos, sin embargo, cuando se trata de pantalones o de vestidos, todo lo que digamos podría usarse en nuestra contra.
No hay un consejo o una fórmula que nos salve del todo de esos trances, alguna vez en nuestra vida saldremos de compras, tendremos que opinar sobre cómo lucen y seguramente regaremos el tepache suplicando al cielo salir de una pieza. Ahí es donde lamentamos no haber entendido que salir de compras con nuestras madres, no era una simple imposición, sino un entrenamiento. Salud.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Espejismos económicos

Una escena así, ahora es impensable. Foto: BAER Irapuato, Gto.- 1. M al de muchos. Hace días, en uno en uno de esos canales de You Tube que ...