Se cumplió otro ciclo de deudas, el regreso al mundo del peatón es inminente; era de esperarse que los rezagos en los pagos, producto de los casi cuatro meses al año de no recibir dinero constante, además de la baja en la carga de materias, toparan con la consecuencia lógica: adiós al automóvil. El trabajo mental de acostumbrarme al cambio en el régimen diario empezó ayer.
Dicen que a mal tiempo, buena cara, entonces ya estoy viendo las ventajas que traerá el ya no contar con las cuatro ruedas que me trasladaban de un lugar a otro y empecé con el mejoramiento en mi salud, posiblemente hasta baje de peso. Para beneplácito de mi lado ecologista, ya no contribuiré a la contaminación vía gases residuales de hidrocarburos, aunque yo usaba pura premium.
Mis muy deterioradas articulaciones podrán tener mejor movilidad, aunque no consuma exrey; volveré a dormir como si nada debiera, inclusive, creo que la imaginación va a despertárseme de nueva cuenta. Así que no tendré que molestarme porque las cosas no funcionen, como me sucedió ayer con esta página, así que ofrezco disculpas por no publicar.
Otra cosa más, a todos aquellos que sientan que la vida no les da lo suficiente, que piensen que han tratado de todo y que nada les funciona, que los resultados de todos sus esfuerzos no les favorecen en absoluto, les aviso que se reactivará el culto Ciclista-Lennonista, iniciado por el Cortina y yo. La ciudad verá aumentado el número de bicicletas circulantes, con mi entusiasta aportación. Salud.
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