martes, 14 de junio de 2011

Inconforme sin saber porqué.

Hay de descuidos a descuidos y en cuestión de ellos, soy un maestro; no es porque nada me interese, sino porque mi imaginación y mis preocupaciones me llevan por vericuetos donde nunca antes había estado. Además, para una curiosidad como la mía, todo o nuevo tiene el atractivo de las luces a los insectos.
Mucho me lo invento, lo sé, pero pare eso está hecho el cerebro. Ahí está Julio Verne, si no ha sido por él, lo que ahora vemos como avance tecnológico normal y cotidiano, serái poco menos que una obra del demonio; y suficiente tenemos con los demonios que dominan todas las áreas de nuestra exitencia, si es que esto es exsitir.
El caso es que, sin la intención de buscar culpables, trato de entender el porqué entro en etapas de adolescencia constipada; la seguridad que ya había adquirido en ciertos meses del año, voy perdiéndola cada verano. Deben ser los múltiples bikinis acumulados en mi memoria, las minifaldas cadenciosas de las fiestas nocturna o... todo junto.
¿Será que cada año veo más lejana la posibilidad de tomar vacaciones? No sólo es cuestión de dinero (que ya es decir), sino que las posibilidades de encontrar con quién se reducen en la medida de los matrimonios acaecidos sin menoscabo de intrepidez ni osadía. Recuerdo cada ocasión en que fui testigo de ese tipo de enlaces... Ni que hicieran gracia, ja. Ni modo. Salud.

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