sábado, 2 de noviembre de 2013

Pobre muerte.

Triste y refunfuñando estaba la parca
pues del trabajo tenía un cúmulo
y a pesar de tanto disimulo
a la mexicana debía llenar el arca.

Empezó por una macabra lista hacer

la adornó con flores, sus preferidas,
argumentaba que ello le abría heridas
por las cuales también quería fenecer.

Pero la muerte no puede morir

por variado o mucho que lo intente,
eso, este país lo tiene muy en mente
ya que resignado afirma, existe para sufrir.

Prueba de ello son los impuestos

causa de que diputados encabecen la fila
que al infierno los llevará en retahíla
la huesuda, junto con senadores supuestos.

Con esas amistades ¿para qué enemigos quería?

se decía la flaca mientras banqueros apilaba,
seguidos de maestros, la jornada completaba
que por "tapa calles" se ganaron una crujía.

Policías, rateros, narcos y demás alimaña

en pestilentes difuntos se convertían
y tantas carretadas copeteadas serían,
que la paz del Campo Santo ahora se extraña.

¡Llora y purga tus penas muerte!

Que cada año el mismo trabajo espera,
por más que busques esconderte en una esfera
desde la eternidad está marcada tu suerte.
Beto.

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