lunes, 12 de mayo de 2014

Lo que dicen cuestionando

Es muy poco el tiempo para admirar todo lo bello
del mundo.
En alguna ocasión me preguntaron que qué esperaba de la vida, el cuestionamiento me sacó totalmente de onda, máxime que mi interlocutor era mi mentor; no podía salirle con una batea de babas. Palabras más, palabras menos le dije que me gustaría vivir de la pluma e inmediatamente  aprovechó para incarme la broma: "¿fabricarás penachos?".
No recuerdo mi respuesta, pero sé que no me quedé callado, claro, sin mostrarme maleducado; veinticinco años después, uno de mis hermanos me hizo casi la misma pregunta y con toda la experiencia acumulada, seguro de mí y sin mediar peros, le respondí que no tenía idea. No es cierto; le dije que mi idea era vivir de lo que escribo y en eso estoy.
Pero la realidad es que me descubrí como un admirador de la belleza, como un observador de las vivencias de los demás, como un sujeto capaz de encontrar algo bueno dentro de los malo. Debo confesar que estoy utilizando palabras que otros han vertido sobre mi persona y que en años anteriores yo no consideraba como algo inherente a mí, sino que sólo me hacían el favor.
El caso es que, aunque esté mal en que yo lo diga, me di cuenta de que hay algo de cierto, pero más allá de que eso me vanaglorie, me hace percatarme de que adquiero un compromiso brutal, en el cual debo poner un empeño que antaño sólo consideraba un juego, pero tengo que cumplir con todo lo que conlleva. Nada más no me culpen si el inicio de ello tenga que ver con lo que más me gusta: las mujeres. Salud.
Beto.

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