Se venden medias

¿Qué hay que hacer para
tener al menos una franquicia
de la sirena ésta? Foto: Baer

Después de que me enteré que trabajaría en una universidad de nueva factura, imaginé que también tendría los tamaños para adaptarme a la visión innovadora que los fundadores pregonaban en los diferentes foros publicitarios; y no debía haber duda sobre ello, pues respaldaba al grupo, todo el aparataje gubernamental dedicado a esos menesteres.

Modestamente, sólo iba a contribuir con mis humildes conocimientos sobre el idioma de Shakespeare, adaptándolo a lo que sería una de las nuevas carreras ofrecidas por tan digna institución, la cual tenía el rimbombante nombre de "Técnico superior universitario en intercambios comerciales a gran escala" o algo así como para que no quepa en el título del egresado.

Como aún no me queda claro eso de los combos, siento que juntar los términos "técnico" y "universitario" resulta en una contradicción. O se es uno o lo otro; si dicen que hasta entre los perros hay razas, pues creo que los contenidos y las facultades con las que cuenta uno y otro difieren lo suficiente como para que no se esté uno orinando fuera de la bacinica.

Segundo, por mucho que se intercambie comercialmente, esto es que vaya de por medio el dinero, por definición quien lo lleva a cabo es un vendedor. El egresado sería entonces, alguien capacitado durante cuatro años para que sepa vender artículos en cantidades industriales usando para tal cometido, además de sus propias habilidades, otro idioma.

Creo que, como en las universidades de prestigio no se ha previsto capacitar a los egresados específicamente en cómo vender sus futuros productos, tienen que venir los sesudos genios que el gobierno contrata para paliar un poco la falta de oportunidades que desanima cualquier iniciativa, ésta última además, provocada por los mismos grupos gubernamentales con toda su burocracia.

Es posible que aún no nos hayamos dado cuenta de que lo mejor que nos pudiera pasar, es convertirnos los profesionistas en empresarios, si no hubiera tanto impuesto para mantener una administración pública voraz ni los tan llevados y traídos grupos delincuenciales. Pero el esquema nacional no da para más que visualizarnos toda la vida como empleados. Tristemente, salud.

Beto