Burocratizándome

Cambian el papel y el formato, pero el mono
es el mismo. Foto: BAER

No sé quién o quiénes fueron los "genios" de la burocracia que se inventaron la idea de renovar las actas de nacimiento; la razón me queda muy clara, tienen que sacar dinero de donde sea para tapar un poco algunos de los gastos inútiles que seguro ya tienen encima todas las esferas gubernamentales de este bendito país, tan lejos de Dios...

Lo que reclamaría en esta ocasión, sería la nula explicación otorgada para que tal acción se llevara a cabo; también entiendo que las imposiciones se dan en nuestro territorio porque no somos capaces de levantar un dedo en contra de los trámites para emprender cualquier cosa, por el miedo de que nos los hagan más engorrosos la próxima vez.

Pero, ¿qué les costaba decirnos o escribirnos unas cuantas líneas? Posiblemente se dieron cuenta de lo absurdo de su idea y sólo aplicaron la de Alá es Dios. Yo me imagino que, preocupados por nuestro bienestar, los Registros Civiles de todas las entidades federativas, abrieron sus oficinas para que cualquiera de nosotros pudiera adquirir el documento desde la comodidad de su lugar de residencia.

Quizá, sabedores de que podríamos mutar en otra persona, el papel que sólo ampara el hecho de haber nacido (porque no declara otra cosa) debía tener un año de vigencia; por otro lado, existe la posibilidad de que los datos fueran los que cambiaran mediante un sorteo y resultara que quienes son tus papás en un documento, no fueran los mismos para el otro.

Al parecer no. Tengo en mi poder más de cuatro actas donde (por fortuna o poder divino) ni he mutado, ni la tinta con la que fueron impresas se ha borrado y (lo mejor de todo) mis papás siguen apareciendo como tales. El acta de nacimiento en sí, es una inutilidad que las instituciones siguen pidiendo como muestra de que la estupidez no tiene fronteras. Salud.

Beto