De la karboona publicidad

Como ésta no es una inserción pagada,
mejor pongo algo que me gusta.
Foto: BAER

¡¿En serio?! ¡¿Un rastrillo es lo que evitará quedarme solo?! Tanto supuesto misterio usando un recurso tan barato como un eufemismo por un “triste” rastrillo? Aunque no estuve al pendiente, la misma casualidad que hizo enterarme de la campaña, me pegó en la cara con la revelación de la “quintaesencia” de los satisfactores del presente siglo.

En algún momento, cuando escuché a un actor pidiendo más respeto por su trabajo y el de sus compañeros, porque la gente no tenía una idea  del trabajo que implicaba hacer una telenovela, no tuve más remedio que estar de acuerdo con él... a medias; inmediatamente me pregunté, si realmente cuesta tanto esfuerzo, ¿por qué lo desperdician en porquerías?

El mismo razonamiento aplico en esta ocasión ¡un-tris-te-ras-tri-llo! Lograr el interés de potenciales compradores requiere de imaginación y mucho respeto y por más que se regodeen con cinco cuchillas, carbón y el noventa y siete por ciento de hombres sin irritación, una máquina para quitar pelos no compensa el intento de expectativa de los creadores.

Además, ya la Gillette o la Schick habían sacado una máquina con cinco hojas, así que ni en eso los de Groomen fueron novedosos; la próxima vez que a un publicista se le ocurra usar una campaña de expectativa, deberán considerar el potencial de impacto del producto que va a anunciar, de lo contrario (usando su expresión) eso sí que estará carbón. Salud.

Beto