Cuando no encajas, se te pueden ocurrir muchas cosas. Foto:Cadena Dial. |
Puerta abierta a la ambigüedad, el eufemismo basará su eficacia en palabras homofónicas, algunas veces forzadas para que cuadren el el discurso en juego, cuyo objeto es “ganar” poniendo en ridículo al oponente evidenciando su ignorancia en una justa que, quizá, no le interese porque no le es importante diferenciarse en un medio esencial como lo es el habla.
El meollo del asunto, posiblemente, resida en ese diferenciarse de forma clasista, despreciando lo que llamamos correcto, lo que sigue las reglas del idioma y que requiere de cultivarse día con día manteniendo un buen promedio de comunicación; por otro lado, es posible que tal actitud se deba a un querer inconformarse por no haber tenido la oportunidad de ir a la escuela.
Porque, ¿qué sentido tendría asaltar a alguien con frases como “qué milanesas que te dejas bisteces, yo creí que ya te habías morongas, pero todavía víboras; pues aquí, clachando a los cuadernos y vicentenando a mi jefecita en el cantón”’; ustedes disculparán lo anacrónico de la referencia, pero mis conocimientos de caló llegan sólo hasta el cine mexicano de los cincuenta, así que “ahí nos vidrios”. Salud.
Beto
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