Las herramientas pueden ser muy finas, pero sin las manos no sirven. Foto: BAER |
Secaba los trastes al ritmo de Dancing in the dark cuando la duda volvió a asaltarme y no es que estuviera seguro de algo, pero cierto es que poco me preocupa en estos momentos de pandemia. No me mal interpreten, por supuesto que hay mucho a lo que debe prestársele atención, pero no me negarán que nos tienen vueltos locos con todo lo relacionado con este encierro, por lo que pareciera que ya no hay otra cosa; regreso a la duda, quienes tienen una actividad remunerada y quienes no la hemos tenido por algún tiempo, no tendríamos que darle tantas vueltas.
Sin embargo, quienes cubrían alguna eventualidad ¿tendrían una idea clara de lo que será su existencia cuando salgamos de la cuarentena? O peor aún, ¿qué harán si esto sigue sin tener una fecha específica de finalización? Porque, por un lado, tienen claro el giro en el que decidieron volcar sus esfuerzos, por otro, posiblemente su actividad no sea tan solicitada como desearían. No puedo pensar en serio en que este tiempo sea de oportunidades, de cambiar de actividad para los que terminaron apenas una carrera o iniciaron algún oficio.
Los que tenemos tiempo ejerciendo, sólo debemos adaptarnos a otras circunstancias y seguir desarrollando lo que sabemos, pero por ejemplo un artesano novel que acababa de instalar su taller, un abogado que no esté contratado por una firma, un médico que no esté inserto en el sistema de salud o cualquier otro profesionista que tenía como plan de vida ser independiente ¿debe acaso abandonar sus planes o esperanzarse a que la contingencia termine pronto? Aun así, ¿cuánto deben esperar (debemos todos) para que la economía tome buen nivel?
El agua para la gelatina empezó a hervir mientras le daba los últimos tallones a la taza en la que bebí un poco de té verde y me acompaño en toda la búsqueda de posibles respuestas que disto de encontrar, la que un artesano anónimo decoró con colores brillantes sin saber si todavía seguirá haciéndolo. Bruce Spingsteen afirma en el coro: “you can’t start a fire without a spark”, algo de cierto debe tener, también una caminata empieza con el primer paso, el nuestro podría ser crear micro comunidades de consumo, de lo que trataré en otra ocasión, mientras se los dejo de tarea. Sigan cuidándose. Salud.
Beto
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