La esquina que conforman la Av. 5 Ote. y la calle 6 Sur es la sede de La Pasita, expendio de licores de manufactura artesanal cuyo producto más famoso es la pasita, hecho por licores ¡La Pasita! En su interior en donde sólo caben unas cuantas almas se puede gozar de un ambiente íntimo, calmado, con un cierto aire del Puebla viejo, el que está delimitado por el templo de La Compañía y la Biblioteca Palafoxiana y el empuje modernizador de bares y tiendas de recuerdos, junto con cafés y hoteles para todos los gustos.
Aparte de la barra y la ambientación, tiene como atracción adicional una vitrina esquinera que los propietarios llaman su museo de la miniatura, en el que se pueden observar distintas escenas que, si bien recuerdo, tratan sobre las leyendas poblanas. El caso es que, como en todo, hacerlo solo (me refiero a beber) es gratificante, pero le falta el sabor del compartir la copa, la plática o lo que sea pertinente. Desde el descubrimiento de la fermentación y sus efectos, el alcohol ha sido buen pretexto para el intercambio de casi todo, hasta de malos negocios.
En el caso concreto de la bebida que degusto hoy, tuve la suerte de tener una buena instructora que me guió por esos intrincados caminos que llevan a la Avenida 5 Oriente en la Heroica Puebla de Zaragoza, un excelente fin de tour cuando se han gastado los cacles recorriendo museos, zonas arqueológicas, tiendas y parajes con historia. Y como ésta no es una sección pagada, me limitaré a servirme otro vasito, quizá así se aparezcan algunos de los fantasmas de mi pasado y festejemos lo que nos haya faltado en vida, quién sabe, quizá se pueda. Salud.
Beto
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