lunes, 13 de marzo de 2023

Punto de reunión de generaciones

Un café donde la plática es otro ingrediente.
Foto: BAER

Irapuato, Gto.- Nuestra hora de llegada siempre es la misma, lo que nos ha otorgado el derecho de apartado de una mesa, las sonrisas se multiplican en cuanto identificamos a las caras conocidas de los Jueves; una vez cumplidos los protocolos que exige la educación, tomamos asiento y, dependiendo del número de mesas ocupadas, somos atendidos el contador Olvera y yo con un aromático café, ventajas que tiene el ser consuetudinario en ese lugar. La amplitud no está peleada con la convivencia entre los comensales pues también se impone el derecho a la privacía que rige un código no escrito y que ha mantenido al Café Boulevard en muy alta estima, además de su ubicación y ambiente agradable proporcionado por su conexión con el exterior por medio de su gran terraza.

A pesar del tiempo que tenemos yendo, no tenemos aprendida la carta, aunque como buenos animales de costumbres, caemos en los mismos platillos porque si algo está bien ¿para qué cambiarlo? La ventaja de tan poca inclinación a la aventura está en que cada plato por los cuales optamos, siguen pareciéndonos muy buenos, seguramente porque los encargados de la cocina mantienen el toque así como los jóvenes encargados de atender las mesas. Esa característica, sin haber realizado una encuesta ni nada que se le parezca, es lo que ha mantenido al Café Boulevard en muy buena estima entre los aficionados a esa bebida, la comida tratada de buena manera y la convivencia entre personas dispuestas a pasarla bien dentro de esta vorágine social que padecemos.

En este lugar, la costumbre sí deja espacio a las sorpresas, ya que por fortuna, recaen en las jóvenes manos de los anfitriones; a pesar de la cantidad de personas que deben atender a diario y la premura que esto implica, se dan el tiempo para intercambiar impresiones sobre sus ideas o sobre lo que pasa en el mundo, dejando en claro que hay aspiraciones por las que están laborando. A su vez, inspiran confianza para seguir la plática que insisto, aunque breve, permite a los comensales disfrutar de mejor forma lo que se disponen a comer; el sabor adquiere de esa manera, diferentes tonalidades que van descubriéndose platillo a platillo y no importa que se pida lo mismo, siempre habrá toques que nos trasladen a diferentes puntos de nuestra memoria sin importar qué tan lejana parezca en el tiempo.

Salir del lugar una vez terminados los alimentos, representa la promesa de volver, como un compromiso tácito de seguir cultivando los lazos afectivos con los trabajadores y las citas involuntarias pero continuas con los demás comensales, pues sí nos preguntamos entre todos “¿por qué no viniste la semana pasada?” En un claro ejemplo de que al menos nos notamos; así, entre saludos con conocidos de hace tiempo y nuevas coincidencias, el aroma a café recién hecho, los platillos con toque casero y una que otra sorpresa, las pláticas adquieren tanta sobriedad como el humor lo permita, sabiendo que las costumbres emanadas de lugares como el Café Boulevard, van cimentando poco a poco y manteniendo un ambiente que invita a quedarse, una posible gran tradición. Salud.

Beto

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