lunes, 4 de diciembre de 2023

La amistad en recuadros

Los amigos traen formas muy diversas.
Foto: BAER

Irapuato, Gto.- Está plasmada en diferentes medios tanto modernos como antiguos, se lea o se escuche, le dedicaron odas o se dibujaron historietas explicándola hasta hacerla el valor más deseable en toda la humanidad; tener o ser un amigo ha venido transformándose en una especie de razón para poder explicar la propia existencia por encima de relaciones que, en teoría, deberían ser más importantes por el nivel de compromiso que demandan. Las posibilidades de que una amistad sea mayormente valorada por encima del matrimonio, la familia o una sociedad mercantil, se han incrementado por una razón que podría parecernos trivial (que lo es), pero que nos brinda un margen de error muy amplio que es la permisividad implícita, que a la vez es dual pues en ocasiones resulta ser lo máximo y en otros, lo mínimo.

cada época nos brinda la oportunidad de establecer vínculos especiales, ya sea con el mismo tipo de personas o, posiblemente, con otras diametralmente opuestas a las que estamos acostumbrados a tratar, con ello nos vamos dando cuenta de los cambios que experimentamos a lo largo de la vida sin que esto signifique que nos olvidamos de lo anterior pero tampoco que vivamos del recuerdo. Si bien es cierto que hay personas que nos marcan, también lo es que debemos dejar pasar a la mayoría porque todos debemos atender a nuestros intereses y de eso es que vamos conformando nuestra existencia; lo óptimos sería, sin que necesariamente tengamos una lista de nombres, que entre esos intereses estuviera la de conseguir un contacto con aquellas personas que influyeron en nuestro crecimiento.

No deseo implicar con lo anterior que debamos organizar forzosamente reuniones periódicas de reencuentros que suelen quedar en lo anecdótico, sino hacerlo de una manera más personal, con uno o dos individuos máximo, para que el intercambio sea más significativo y haya el suficiente tiempo para retomar los temas que hayan quedado en pausa y evaluar si es prudente seguir o no. No todos los reencuentros deben tener un toque de violines, parte de la maduración es saber cuándo algo está finiquitado. Si la suerte nos favorece, notaremos un aumento significativo en las cosas que tenemos que hacer para mantenernos joviales, porque la pretensión de la juventud está reservada para los necios. Ahora bien, dentro de todas las ventajas que pudiéramos descubrir con esos reencuentros, está la de crear nuevos recuerdos.

Y generalmente ¿qué es lo que invertimos para hacer nuevas o mantener a las viejas amistades? La respuesta corta es tiempo; claro está, no es lo único pues la idea del tiempo no es más que el envoltorio de todo lo que esperamos que suceda con aquellos que estimamos; con lo que vamos formando, tenemos el material suficiente para tomar “fotografías mentales” que redundan en lo que sentimos y lo que aceptamos de nuestras relaciones. Bien decían los viejos que la amistad se manifestaba sólo a ratos, esto no porque desapareciera, sino porque no tendría sentido hablar de amistad si no hay un amigo con quien contrastarla y quizá con ello querían que entendiéramos que no debíamos perder el tiempo ni hacérselos perder a los amigos. Lo más importante es definirnos para qué queremos a cada amigo pues su pertinencia va de la mano de su carácter. Salud.

Beto

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