Votar sólo sirve para esconder la basura y lavar tropelías. Foto: BAER |
Sin embargo, algún atractivo adicional debe tener el exponerse al juicio público, además del manejo del dinero y andar paseándose por todos lados, pues nunca falta aquel que se avienta al ruedo de la representación ciudadana y no creo que sea el ejercicio del poder per se, sino lo que éste trae consigo, debe ser adictiva la ilusión de decidir sobre la vida de los demás, para alguien cuyo perfil muestra seria carencias de imagen (por decir lo menos) pues, ¿quién en su sano juicio se expone al escarnio público confiando en una posible impunidad después de cometer serios delitos? Abusando del poder conferido por la sociedad para que lleve a cabo alguna promesa en favor de la misma. Pero, hasta donde sabemos, nadie fue a sus casas para sacarlos de su recámara donde descansaban plácidamente y obligarlos a ocupar un puesto al que se vieron forzados a aceptar.
El mecanismo para proponer candidatos de todos los niveles de gobierno, debe ser muy simple y estar escondido a la vista de todos para no ser cuestionado ni mucho menos, que cause el interés de cualquiera; lo imagino de la siguiente manera: para que algún coto de poder funcione, debe estar sostenido y vigilado por casi las mismas personas y sus herederos por mucho tiempo, esto para consolidarlo y goce del espacio suficiente para poder reinventarse en el sistema económico-político que hayan decidido adoptar, en nuestro país se ha cacareado por más de dos siglos que somos democráticos, aunque tengamos más rasgos de monárquicos al más rancio estilo de las películas de Disney, lo que nos lleva a conservar como un preciado tesoro a la única expresión apegada a esos ideales que es el voto, expresión que hemos manoseado y depauperado hasta el cansancio.
Son esas personas (los dirigentes) los que perfilan, preparan y proponen a quienes van a ocupar puestos públicos que servirán para mantener en buenas condiciones el engranaje gubernamental y de los elegidos, sólo unos cuantos serán viables para que aspiren a subir en el escalafón, sí, aquellos que demuestren una lealtad basada en la discrecionalidad. ¿Los que votamos por ellos, los conocemos? Por supuesto que no, al menos no a la mayoría porque su vida sólo es pública cuando están en campaña, para después cuando obtienen el puesto, vuelvan a ocultarse en las sombras de la burocracia pudiendo con ello, hacer y deshacer como les venga en gana. La democracia en un país con tantos habitantes como el nuestro, sólo ha servido para que los dirigentes se deslinden de toda responsabilidad de sus actos, pues total, fuimos nosotros los que los hicimos compadres. Salud.
Beto
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