Debimos conformarnos con ver desde afuera que prosperaba. Foto: BAER |
La laguna de Yuriria es considerada la primera obra hidráulica de América construida bajo la supervisión de Fray Diego de Chávez en el antiguo canal de Taramatacheo; los antiguos pobladores veían cómo estas aguas se teñían de un color rojizo de ahí que su nombre signifique «Lago de sangre», algo difícil de pronunciar en purépecha: Yuririhapundaro. La coloración puede deberse a la flora microscópica que, bajo ciertas condiciones, intoxica las aguas y envenena los peces, lo que es importante porque la pesca es una actividad muy importante en la ciudad y los poblados del rededor. Además de la laguna, la obtención de la denominación como pueblo mágico se debió gracias a las estructuras arquitectónicas de los siglos XVI, XVII y XVIII, varios de ellos conservados desde su fundación en 1560 por Fray Pedro de Olmos, entre los más destacados contaríamos al convento de San Pedro y San Pablo y el señor de la Salud.
Uno de los problemas ambientales hicieron que mi imaginación volara, pensé equivocadamente quizá, que si tuviera la máquina adecuada, recolectaría el lirio acuático y lo transformaría en papel, como alguna vez escuché que ya se hacía en algún lugar del país, una de esas tecnologías que son muy buenas, pero que se les da poca o nula difusión, como la fábrica de piel sintética con base de nopal. También me vi como un guía de turistas deambulando por el centro y contando una posible historia oscura como la que tengo de Irapuato, aunque supongo que Yuriria no ha sufrido de despojos como aquí. La vocación lacustre se repite en varias localidades del país, pero el estado puede preciarse de tener la primera obra hidráulica de Hispanoamérica por instancias de Fray Diego de Chávez quien puso su obra en el canal de Taramatacheo, desde hace mucho, fuente de alimento.
Lo repito, no para que se lo aprendan, sino para que no se me olvide ya que mi memoria no es lo que solía ser y con esos nombres que se ponen en Michoacán y nos legaron por los rumbos del sur, pues debo andar repitiendo todo. La ocasión más reciente en la que estuve allí, los maestros de la escuela donde laboraba y yo coincidimos en que esa localidad merecía una mejor difusión, lejos estábamos de imaginar que esa año sería declarada pueblo mágico y que nuestras conjeturas sobre la manera en que lo lograríamos nosotros se harían polvo, bueno, es que quién confiaría en una campaña publicitaria que le diera vueltas a lo mismo o a la publicación de argumentos melatistas en las incipientes redes sociales o a los anuncios radiofónicos en la estación que más a la mano teníamos, pero nada se nos ocurrió ni impreso ni en la red y la estación ya no existe, fue como un aviso de alguien del futuro para que no fuéramos a regarla. Salud.
Beto
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