Don García Sarmiento, Virrey de Nueva España y Conde de Salvatierra. Foto: BAER |
El valle de Guatzindeo se engalanó aún más con su incorporación al programa de Pueblos Mágicos en 2012 gracias a su arquitectura colonial, la tercera en importancia en el estado por ese hecho, espacios que nos dan pista de cómo pudo haber sido la vida del español del siglo XVII llegado a estas tierras, la interacción con los habitantes originarios del rededor y la evolución hasta nuestros días, orígenes que la equipararían a la ciudad de Puebla por aquello de que fueron ciudades planeadas para los recién llegados, que debieron compartir el final por cuestiones de seguridad y trabajo en general. Como parte del reino de Michoacán, siempre gozó de independencia del yugo mexica, lo que al pasar los años se tradujo en un estilo propio de concebir la vida. El origen del nombre parece no tener mucho misterio, pero no está de más averiguar qué fue lo que inspiró el llamarla Salvatierra.
Cuando en 1644 el décimo noveno virrey de Nueva España, García Sarmiento de Sotomayor concedió en título de ciudad con el nombre de San Andrés de Salvatierra, tenía muy clara la importancia estratégica como paso alterno a la vía de la plata y debía importarle pues sobre esas tierras descansaba su condado, también por lo fértil del terreno que contribuyó en las décadas posteriores ha hacer de Guanajuato, el granero del país. Esta tierra salva tuvo sus escaramuzas en la guerra de Independencia, como la acontecida el viernes santo, 16 de abril de 1813 en el puente de Batanes; Agustín de Iturbide apostado en Zamora, recibió la noticia de que los hermanos López Rayón planeaban tomar Acámbaro para encontrarse con un grupo de apoyo que había salido a unírseles, así el enfrentamiento camino a Guanajuato, con las dispersiones de los insurgentes, significó una victoria más para los realistas.
Más allá de los datos históricos, el disfrutar un espacio requiere de un esquema de observación para optimizar el tiempo de visita, sin importar que se trate de un día o una semana, por ejemplo, ¿sería interesante preguntarnos si hay una manera especial de visitar un pueblo mágico? Como sea, cada uno de ellos presentará un reto específico según el punto de interés que nos mueva, a saber, su geografía, sus manifestaciones culturales, su vocación económica, los eventos religiosos y sociales que, seguramente, nos harán verlos desde diferentes concepciones de su realidad. El trabajo que cada visitante debe realizar es encontrar las diferencias tanto con cada lugar de origen como entre los puntos de interés turístico de cada poblado, saber si el discurso que les precede, corresponde a lo que ofrecen en realidad; seguramente seremos sorprendidos. Salud.
Beto
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