Las cosas más sorprendentes se encuentran en los lugares menos pensados. Foto: BAER |
Bajo el cuidado de San Pedro Apóstol, Mineral de Pozos (o San Pedro de los Pozos) ha visto adecuarse su infraestructura a las necesidades actuales ofreciendo servicios variados como hotelería, restaurantes, compras, cafetería, atracciones u supermercados, contrastante del abandono en el que había caído hasta el 16 de febrero de 2012 en el que fue declarado Pueblo Mágico; originalmente concebido para proteger la plata de Zacatecas, los pobladores dedicados principalmente a la agricultura, no tenían idea de la riqueza que había en el subsuelo, situación que prevaleció desde su fundación en el siglo XVIII hasta el descubrimiento de metales preciosos en el siglo XIX, manteniendo el auge hasta 1920, cuando es abandonado por primera vez; varias décadas habría que pasar considerado como un pueblo fantasma, habitado por un puñado de personas dedicadas a las artesanías.
Su cercanía con San Luis de la Paz, municipio al que pertenece, le permite nutrirse del movimiento cultural potosino haciendo de él su propia interpretación, por ejemplo, de la gastronomía por lo que es imperioso visitarlo para probar el colonche o comer escamoles y gusanos de maguey o una ensalada de sandía o quesadillas de flor de calabaza. Para los amantes de las compras existen tiendas de antigüedades y piezas artísticas contemporáneas como fotografías, pinturas, esculturas o la joya de la corona que es la producción de instrumentos musicales prehispánicos a la usanza de aquellos primeros pobladores nómadas; en lo personal quedé impresionado con un teponaxtle (o teponaztli) de casi dos metros que producía un sonido dulce y peculiar con el golpeteo de sus baquetas llamadas huitziles, lo sorprendente fue que un tronco hueco de mezquite produjera tal sonido.
Como en los otros cinco (y quizás en todos los pueblos mágicos del país) en Pozos el tiempo ha quedado atrapado como un perenne recordatorio de lo que estas tierras fueron, de lo que debemos conservar para crearle la identidad a las generaciones que vienen detrás; la importancia de lugares como éste reside en el tiempo que seamos capaces de sostenerlos, lo que necesitamos para lograrlo es visitarlos y puede ser que Pozos sea el caso más interesante, porque es donde necesitemos más hacer uso de nuestra imaginación poniendo principalmente atención en los tiros de las minas, que son los que dan su razón de ser al igual que a Guanajuato capital. Los monumentos y construcciones serán el marco perfecto para las historias que escucharemos de un pueblo que estuvo a punto de perderse para siempre sin que nos representara pesar alguno, un destino que por fortuna se alejo de la imagen de pueblo fantasma. Salud.
Beto
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