lunes, 13 de enero de 2025

Diferente cara, misma mentalidad

El mismo monstruo se esconde detrás
de kilos de maquillaje. Foto: BAER

Irapuato, Gto.- Es posible que sea el ambiente que ha prevalecido desde la toma de posesión de la presidente de la República y no, no infiero que haya cambiado en el fondo, pues por mucho que haya declarado o prometido, el ambiente de incertidumbre no ha bajado ni un ápice; me arriesgo con esta afirmación porque no debemos olvidar de dónde viene ni lo que aprendió en su camino a la silla grande. No la trataré dentro de una competencia de hombres contra mujeres, no por justicia sino porque en una pelea sin reglas, las mujeres suelen ser más salvajes, más intensas y más viscerales cuando se trata de tomar desquite en contra de quienes se pongan entre ellas y sus intereses; si a la ecuación agregamos poder irrestricto, el compromiso por mostrar mayor poderío y esforzarse al doble, se potenciará por la cantidad de miradas en su entorno.

Me siento orgulloso de poder decir que tenemos una mujer en la silla del gobierno del estado y a otra en la silla presidencial y anuque no comulgue con ninguna, confío en que a ambas les llegue pronto su minuto de lucidez y se den cuenta de que si siguen el camino trazado por la necedad del sexenio anterior, nada habrá que administrar para ellas. Existe el peligro, a pesar de los primeros encuentros cordiales, de que no haya el acuerdo que esperamos de dejarnos, por fin, trabajar y las diferencias se vuelvan irreconciliables y, como mencioné líneas arriba, la lucha entre estas dos féminas sería poco menos que encarnizada; lo que habría que temer, ya que nos llevarían entre las patas de sus caballos, seguro que esos corceles serían más briosos que Bucéfalo y mucho más peligrosos que el mismísimo Minotauro.

Pero si sucediera lo contrario, el panorama tampoco es halagüeño; dos mujeres (para el caso de Irapuato serían tres) pensando lo mismo, significa una situación de secuestro por partida doble pues entonces los acuerdos se darían en automático y, a decir de algunos, la violencia pararía en el estado, pero el precio a pagar es que la mínima resistencia que había, desaparecería por completo. Claro está, no me refiero a la resistencia del gobierno estatal, sino a la que poníamos los ciudadanos de a pie que si bien no es espectacular, al menos se siente como un acuerdo en el que sólo esperamos una buena señal para ponernos en acción y ojalá no tengamos que llegar a instancias lamentables. No, no me refiero a aumentar la violencia física, sino a la que más les duele a los parásitos y es dejar de alimentarlos con nuestros impuestos.

Al igual que como sucedió con Barak Obama, el hecho de que tengamos a una mujer como presidente, no va a hacer que tengamos un periodo de mayor conciencia social, ella tendrá que responder sobre sus actos a las mismas fuerzas que llevaron al poder a Fox, Calderón, Peña, su tutor y a ella misma, por lo que su prioridad como la de los nombrados y todos los demás antes que ellos, no será el país ni sus pobladores, tan sólo será el mantenerse en el poder y que digan funcionando las cosas como se las han venido planteando. El pasado triunfo de Donald Trump no ha dejado lugar a dudas, la soberanía nacional no es más que una caricatura de lo que los independentistas visualizaron y le vendieron al pueblo del siglo XIX, pero ahora viene aderezada con programas de concurso televisivo y la sensación de que nada tiene valor. Salud.

Beto

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué implica creer en nosotros?

Habrá preocupaciones, pero no podemos dejar que nos dominen. Foto: BAER Irapuato, Gto.- 1. I r contracorriente. Parece más una leyenda urban...