lunes, 20 de octubre de 2025

Aprender a volar

Un líder surge de donde se requiere. Foto: BAER

Irapuato, Gto.-

1. La analogía. Abrir las alas y emprender una travesía que forjará nuestro carácter puesto que será una jornada que se debe realizar solo; el paquete lo incluye todo, las aves, el nido, los horizontes, el ocaso... y fuera del deseo natural de cruzar materialmente los cielos, el camino de esto que llamamos vida, mantiene ese deseo casi intacto debido a la idea de libertad que ese gran manto azul parece proporcionar; es eso que parece inalcanzable (a pesar de toda la ortopedia) lo que sigue fascinándonos, con lo cual jugamos para crear fantasías que, posiblemente, resolvamos con más tecnología. Claro, como analogía tiene cierta carga poética que proyecta ese anhelo a las tareas que a diario debemos realizar, por supuesto, la libertad está restringida por horarios, jerarquías, líneas de mando y compromisos comerciales y de producción.

2. Piloto del propio avión. «Volar», entendido como «aprender a vivir», requiere aprender desde las bases de la «física vital», hasta la «ingeniería de la construcción de la aeronave», que en buen romance se reduce a ser bueno y productivo; la verdad más contundente con la que crecemos es que a nadie puedes confiarle el desarrollo de tu propia vida puesto que, incluso en la propia infancia, hay momentos en los que tu seguridad depende de ti y de nadie más hasta en las actividades más simples. Lo anterior parece contradictorio a todo lo que he venido pregonando estas últimas semanas, sin embargo, en mi favor debo aclarar que lo hablo desde la producción, es decir, en el entendido de que para ello es mejor la colectividad que el individuo, no así la seguridad personal pues no se pueden distraer todos por cuidar a uno.

3. Seguir instrucciones. Es claro para todos los aquí presentes, que todo aprendizaje requiere de una guía, entre más preparada esté, mejor; el complemento de esa preparación es la disposición a seguir indicaciones, de lo contrario, éstas se convertirán en órdenes, con la consabida transformación del instructor en capataz. ¿Estoy sugiriendo que es nuestra culpa que, en lugar de libertad para hacer una tarea, haya una orden y sanciones si no se siguen instrucciones? En parte, pues aunque no hayamos sido los causantes directos de la transformación, solemos ser los continuadores del ambiente que lo propicia, pues en la mente del instructor, todo aquel que pretende aprender algo, va rogando que no le cueste trabajo. La imposibilidad de esa condición puede provocar distracciones por parte del que aprende y una resistencia al cambio por parte del que enseña.

4. Respetar los procesos ajenos. Una formación en «V» graficaría muy bien lo que en una práctica o en un vuelo en forma, debería pasar; acompañamiento y liderazgo en dos líneas bien definidas que convergen en un punto que marca dirección y tiempo, sin embargo, está vigilante del ritmo de los demás porque debe optimizar el esfuerzo de todos, en este sentido, volar refiere a una dependencia conjunta en la que el líder va cambiando según las necesidades del propio vuelo. La imagen de una bandada de patos ha servido en diferentes ocasiones para ejemplificar el trabajo en equipo, aunque a los seres humanos se nos olvida que los liderazgos son eventuales, que los puestos duran más, pero que no son sólo cuestión de poder y que si se quiere ser respetado, debe aceptarse el protagonismo de los demás. Salud.

Beto.

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