martes, 1 de febrero de 2011

Así se dice, así se ve

Los legados suelen pasar desapercibidos hasta que, por acumulación, aplastan a las generaciones que se los adjudican. Así pasa con el conocimiento, puede ser que lo archivemos en los lugares donde creamos que no nos estorban y de pronto surge alguien que dice que son útiles y entonces concordamos con ello.
La ignorancia y la moda hacen su parte; pueden pasar años, inclusive siglos y lo que teníamos por cierto en algún momento, de pronto ya no. En la vida diaria puede aplicarse cuando debemos dar razón de nuestros gustos; por ejemplo, un día fui cuestionado sobre mi afición a un equipo de fútbol y sólo atiné a decir que me llamaba la atención el color del uniforme, casi despierto la ira de mi interlocutor, pues no daba crédito a mis insulsas palabras. Claro que contaba únicamente con ocho años y en ese momento no encontré una explicación válida para un adulto. Después de tiempo, lamenté no haber sabido que hay colores que definen las tendencias de desarrollo de nuestras habilidades, lo que habría dado coherencia a mi selección primaria.
También cabe la posibilidad de que sólo tengamos que racionalizar todo lo que vemos y escuchamos para que adquiera concordancia con lo que deseamos; así entenderíamos todos los argumentos para conseguir que los demás entiendan los porqués de nuestras acciones. Por cierto, necesito cambiar mi máquina portátil, hay un sinfín de razones por las que es urgente; quien quiera cooperar, puede dejar su aportación en la cuenta número... Salud.

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