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No sé cómo serán exactamente, pero mi papeleta se verá más o menos así. Foto: Baer |
Los motivos por los cuales me indigno se van acumulando conforme los sabios dirigentes de partido abren la boca; el nuevo spot de radio de Andrés Manuel me confirma que nos supone poco menos que una bola de tarugos. Si ya con su teatro de “exponer pruebas del fraude” de hace dos elecciones cayó de mi gracia, ahora con la acusación de que la iniciativa de anular el voto le hacemos más gordo el caldo al gobierno me revuelve el estómago.
Primero porque la primera noticia de que existe tal iniciativa me la está dando a conocer él mismo; segundo, porque resulta contradictorio que alguien que en varios momentos dijo no repetar a las instituciones,esté ahora abogando por la acción institucional; y tercero, (otra contradicción) ¿no ha quedado claro que votar no ha servido a este país más que para hacer la faramalla y mantener las cosas tan mal como siempre han estado?
Por supuesto que si somos sólo algunos los que anulamos el voto, corremos el riesgo de que no se nos tome en cuenta y así, quede justificado una vez más, el derroche de dinero que significan los candados para justificar la incertidumbre y la poca confianza que nos tenemos entre todos. El juego electoral no es otra cosa que un teatrito donde las consciencias políticas creen que, con ello, aceptaremos la supuesta legalidad de los comicios.
Sería mucho más digno que tanto él, como todos los demás creadores de partidos, se retiraran. Que dejaran de mamar del presupuesto y con ello, permitirnos decidir de verdad cómo es que queremos dirigir a esta nación. Demasiado pedir a quienes ya le encontraron el gusto a ser rémoras de este tiburón moribundo que se llama México. Yo anulé mi voto en las elecciones anteriores y lo volveré a hacer; conste que no es una arenga. Salud.
Beto
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