Gutemberg debe habérselas pasado bomba. Foto: Baer |
Hacía mucho que no disfrutaba una tarea repetitiva como la que me tiene entretenido desde hace cinco días; desde mi más lejana niñez en la que suponía mágica la forma en que se hacían los impresos deseaba poder producir algo como lo que hacían en el cómic norteamericano o, ya entrado en la adolescencia, emular las ocurrencias de Eduardo del Río.
Mi involucramiento con la imprenta fue poco en realidad, pues requería de una maquinaria que distaba mucho de tener por mi cuenta así que sólo las veía de lejos pero tuve la suerte de participar en alguno de los procesos intermedios -una parte no de muy buenos recuerdos- por lo que me di cuenta del trabajo que se requería para producir una publicación de calidad.
En la universidad nos dijeron siempre que el manejo de la tecnología era nada si no se tenían ideas con las cuales llenar los espacios; nada más cierto, varias veces me he sentado frente al monitor de mi ordenador sin tener una idea clara de lo que quiero hacer. Aunque a veces las musas han sido benévolas conmigo y me mandan una chispa con la cual trabajar.
Ahora, en mi próxima publicación en papel he estado al tanto de todo el proceso, ya que el avance tecnológico permite el auto editarse, al menos en los tirajes pequeños. Estoy en la etapa de encuadernación, podríamos llamarla, artesanal pues con todo y las maquinotas que existen, me permití el lujo de refilar (por ejemplo) con mis propias manitas. Salud.
Beto
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