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Más que un rechazo a lo vulgar, es un mecanismo de defensa de su tiempo creativo. Foto: Baer |
En las cuestiones del tiempo Einstein era un capo, la relatividad del mismo consiste en ver quién tiene mayor necesidad y/o urgencia; varias veces me pregunté el porqué los artistas tenían ese halo de ambigua lividez o de suprema conciencia, también en cómo le hacían para ver (sin ortopedia psicodélica) lo que los demás, simples mortales no veíamos.
En la universidad traté de convencerme de que eran mejores observadores, pero cuando tuve acceso a obras pictóricas del expresionismo, tuve que desistir de ello; en alguna ocasión creí que era la hipersensibilidad lo que los movía y motivaba a crear, pues se sentían atrapados en cuerpos extremadamente limitados y debían escapar.
Cada vez que pensaba que me acercaba a la explicación correcta, surgía otro evento o serie de datos que daban al traste con lo que aprendía. Pero encontré una constante: todo artista que se precie de serlo, debe tener un gesto característico como de "huele pedo" aunado a movimientos que más que caminar, los hace ver como si flotaran por sobre la mundanidad.
¡Oh sorpresa! Ahí está la explicación. No usan ese gesto por sentirse superiores a los demás, sino que, por la naturaleza de su trabajo, el tiempo que invierten en él depende de algo intangible que llamamos inspiración, la cual aparece sólo cuando le da la real gana y entonces, para que no los estén toldando de huevones o vayan a disponer de su tiempo creativo, parecen enojados. Por fin lo supe. Salud.
Beto
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