Se solicita lugar así para caminar. Foto: Baer |
Salí muy temprano a colectar mis saludos matutinos a paso vigoroso, no sin antes pasar la primera etapa de mi lucha interna en contra de la flojera; es cierto que tengo consciencia sobre los beneficios del ejercicio en esta edad que ostento y también, que he sido durante varios años promotor involuntario de la salud ajena por medio del movimineto.
Sin embargo, aunque parece que he ganado cierto ritmo en la rutina andarina, también lo es el hecho de que cada día me resulta más complicado convencerme de que hacerlo solo es mejor que estando mal acompañado. Quizá sea la envidia de ver a matrimonio jóvenes, señores grandes con sus parejas o madres e hijas llevando a sus cánidos de paseo.
Pero sigo firme aunque esta firmeza semeje más a un retoño de ficus que a la de un roble. La verdad es que los difíciles son los primeros pasos, puesto que ya cuando voy por el segundo "buenos días" todo se transforma en un trámite más cómodo. Casi paso lista de asistencia pero sería inútil, no porque no me sepa los nombres de mis compañeros de travesía, sino porque siempre llegan.
Hoy, como sea, ya la libré; el chiste será realizar un trabajo mental para que mañana me levante con el ánimo suficiente y pueda ver otra vez, los rostros que se han vuelto familiares y los que se han ido sumando en mi diario trayecto. Por cierto, pese a que mi memoria no tiene ya la misma capacidad de retención, me di cuenta de que el señor de los jugos no estuvo. Falta y salud.
Beto
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