Con esta información, ¿regresaría una etapa de despotismo ilustrado? Foto: Baer |
Parece un hecho registrado por Murphy, ya cuando he encontrado una pequeña rutina adecuada a mis muy utilizados huesos, se atraviesa la gripe y todo lo hecha a perder; todo tiene un precio y el que he tenido que pagar va más por concentrarme en no caer en provocaciones radiofónicas y despotricar en contra de todo lo que se me atraviese durante el día.
Estoy por considerar un cambio de conceptos en lo que se refiere a mantenerse informado. Se preguntarán ¿qué demonios quiere decir con eso?, muy sencillo. Al parecer, el estar al tanto de las noticias en este ya casi vetusto país es saber el número de tragedias y abusos de la autoridad cometidos durante la jornada previa a la información disponible.
Lo que diré no es nuevo y ni siquiera lo descubrí con todo mi arsenal cognitivo, seguramente ya lo habrán notado y estarán de acuerdo conmigo en que pareciera una estrategia más para mantenernos con el alma pendiendo de un hilo. El caso es que si no se trata de un sacerdote pederasta, es la explosión de un polvorín o un agasajo masivo en alguna línea del metro capitalino.
¿Buenas noticias? ¡Las hay, cómo no! Pero como no venden, pues no se transmiten mas que a cuentagotas y en los horarios en los que la mayoría de los económicamente activos están ocupados -no como yo- por lo que, cuando sucede algo de lo que podemos estar orgullosos, simplemente no lo tenemos en cuenta porque nunca lo escuchamos.
Las notas en los medios están sirviendo, no para mantenernos informados, sino para crear una sensación de inseguridad intangible, porque además, es tratada con la característica imparcialidad con la que se puede observar una amiba a través del microscopio. Es decir, mientras unos sufren de verdad, tratan de espantarnos a los demás con el petate del muerto. Salud.
Beto
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