lunes, 30 de noviembre de 2020

Exiliados mentales

Allí están, esperando su oportunidad de posar
sus reales en una curul. Foto: BAER

En una de las referencias de locura se dice que ésta se manifiesta haciendo las mismas cosas esperando un resultado diferente; prometer no empobrece y de eso esta país sabe bastante. Históricamente nos hemos adherido a concepciones mesiánicas para la solución de los problemas con etiqueta de urgentes, suponiendo que la restauración, por el relumbrón que otorga, es más digna de elogio que la previsión. El mesianismo tiende a lo faraónico desde la grandilocuencia hasta la inversión extrema de recursos; el mesías grandilocuente acaudilla más que dirigir y encuentra un perfecto caldo de cultivo en una población necesitada, que vive al día y que no tiene tiempo para lo importante.

No lo tiene pues la agobia lo urgente que mantiene como rehén la incertidumbre; la condición generalizada que a ningún sector le es ajena pero que no todos tienen la facultad de evitar o al menos paliar de una manera decorosa, la misma condición que una casta ha aprovechado desde que este país se declaró independiente, sin importar las condiciones en las que sobrevive la mayor parte de la gente, que se sirve de ella para legitimar su codicia creando escenarios maniqueos para que sus seguidores enfrenten sus batallas por ellos en contra de adversarios que tuvieron a bien inventarse.

Gritan a los cuatro vientos que no repetirán los errores del pasado por los personajes que su dedo justiciero señala para que sean blanco del repudio comunal, pero que enlistan en sus filas porque creen que con ello darán la imagen de benevolentes agentes de un supuesto sacramental perdón; proyectan obras visibles donde haga juego una placa que dé fe de su ego; se convierten en benefactores de gente factible de venderse, que prefiere la limosna de un programa social antes que exigir las condiciones necesarias para transformarse en entes productivos pues eso tiene más trabas que hacerse socio capitalista de algún negocio de los Rockefeller  o pretender que un cuadrapléjico piloteé un avión.

Se saben acreedores de las más duras críticas pero se creen merecedores de cuanta alabanza les brinden sus incondicionales porque sus acciones están dirigidas a polarizar a una población que no ha aprendido a hacerse cargo de su destino y prefiere contratar los servicios de ignorantes de sus necesidades, pero profesionales en la práctica de la compra de consciencias. Con discursos diferentes en forma pero iguales en el fondo, cada político que ha ostentado el poder en este país, enajena su puesto al grado de exiliarse a un lugar donde no los alcancen los reclamos de sus dirigidos, porque de cualquier manera, nadie lo ha hecho a lo largo de nuestra historia. Salud.

Beto

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