lunes, 22 de febrero de 2021

Así como lo digo

Cuando hablamos por hablar. Foto: BAER

A decir de los lingüistas y los filólogos, por lo dinámico de los idiomas y sus hablantes, las transformaciones de los mismos no pueden predecirse ni mucho menos, controlar su desarrollo; los medios de comunicación de cada época han tenido una marcada incidencia en esos cambios, ya sea porque se les considera expertos o porque su penetración les da autoridad moral para imponer formas de expresión. Muchos ejemplos hay en los que esas imposiciones no parecen tener lógica, al menos no en la cotidianidad nacional, como cuando Lalo Trelles nos vendió la idea de que el uso de la palabra “carrilero” era de uso común en el país cuando sólo se utilizaba en las narraciones futboleras de Sudamérica.

Y vaya que lo impuso pues a partir de él, varios narradores y comentaristas empezaron a usarla en sus trabajos; algo semejante sucedió con otra palabra que, hasta la fecha, no tengo idea de lo que significa, pero que también usé en los juegos llaneros. Quizás alguno de ustedes tenga la respuesta de lo que es un “trayo”, imagino que de ella se deriva la expresión “trayazo” (ni siquiera tengo la idea de que se escriba así) y claro que sé que se aplica a un disparo muy fuerte con el balón pero, ¿de dónde salió? Es posible que se trate de la conjunción de dos palabras las cuales ignoro, aunque una de ellas podría ser “rayo”; sólo falta saber a qué se refiere el prefijo “tra” que tenga que ver con velocidad o fuerza.

En el canal cuatro local también se cuecen habas; en el programa matutino “Cada Día Norteamérica”, uno de los locutores que por desgracia no anoté su nombre, se aventó una de esas expresiones que solemos usar para disculpar un posible olvido, tergiversándola un poco y de lo cual ni cuenta se dio; la dicha expresión fue: “si no mal me equivoco” en lugar de la conocida “si no mal recuerdo”. Supongo que pensó demasiado rápido y mezcló dos expresiones en su cabeza y de su boca salió un mazacote de intenciones. Tratando de traducirla, su oración significaría algo así como “si no le atino” ya que “mal equivocarse” sería acertar en un castellano simple, apartado de rebuscamientos y falsas erudiciones.

Hablando de falsedades, posiblemente habrán escuchado la expresión “se trata de un falso mito”; nuevamente nos topamos con una doble negación o una doble valoración negativa pues, por definición ambos vocablos finales refieren a algo fuera de la realidad, por lo tanto, juntos remiten a algo que es cierto. Y así, vamos encontrándonos un montón de expresiones que parecen referir a algo que resulta todo lo contrario, dando paso a cambios en el significado de las palabras pero no por un estudio detallado de su uso o por la averiguación en el cambio de la costumbre, sino por el simple hecho de que se impuso la ignorancia en el uso adecuado de los idiomas. Salud.

Beto

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