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Los marcianos llegaron ya. Foto: BAER |
Pero no, según escuché, los parroquianos al ver que estarían en plena banqueta, decidieron hacer fila en dirección del estadio para resguardarse, sin embargo, en esta pueblo es más importante un partido de fútbol de tercera que el atender a la salud municipal, así que los mandaron es sentido contrario para que no estorbaran la entrada de los “miles” de aficionados que abarrotarían el inmueble. No tengo idea de quién fue el responsable de organizar la vacunación en ese lugar, aunque supongo que debe tener una grave desconexión neuronal; entiendo su obligación de mantener las instalaciones en óptimas condiciones, pero ¿acaso pensó que los ancianos estarían jugando en los columpios?
¿Y si lo hubieran hecho, qué les importaba? Quizá pensaron que producirían basura, pero qué les hubiera costado acercar botes o pedir desde un principio que no la tiraran al piso? El caso es que no midieron los riesgos y, aunque parece que no se reportaron incidentes, el peligro de una insolación quedó latente. Todos sabemos que no somos previsores, que reaccionamos a las eventualidades en cuanto las tenemos encima, que la historia es algo desechable como si los acontecimientos pasados nunca se repitieran y con todos los avances, con toda la información al alcance, estamos soportando la situación igual que en la peste bubónica o la gripe española; la documentación la hacemos a posteriori.
Vamos a salir de esto, con algunas trabas retomaremos la vida como la teníamos a principios del 2020; volveremos a suponer que otro evento similar no habrá de repetirse. Quizá se transformen las teorías conspiranoicas en planes multinacionales para acabar con un tercio de la población de la humanidad, en enemigos probados venidos del espacio exterior, con los que el relevo de Jaime Mausán deba negociar la rendición del país y así surjan nuevos motivos para sentirnos despojados y con ello alimentar los argumentos de los nuevos políticos que, aunque hubieran tenido la información suficiente para defendernos, buscarán en el pasado a los culpables de la invasión. Salud.
Beto
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